Vacunas: prepararse para la batalla. antes de que comience.

El virus causante de la viruela dejó de ser un peligro para los humanos en la década de los 70, momento en el que se anunció su «erradicación» (lo pongo entre comillas por que no ha desaparecido por completo, si no que se conservan algunas muestras). Los virus causantes de la polio, que son 3, también parecen tener sus días contados: el de tipo 2 fue «erradicado» en 2015, el de tipo 3 ha sido erradicado este año en 2019, y estamos a punto de hacer lo mismo con el de tipo 1. Es decir, que la poliomielitis tiene sus días contados. ¿Y sabéis cómo se han conseguido todos estos logros? Pues con algo tan «sencillo, seguro y barato» como son las vacunas.

Pero, ¿qué son exactamente las vacunas? ¿cómo previenen la aparición de determinadas enfermedades? Y, ¿sabíais que no solo existen las vacunas preventivas, si no también otras conocidas como «terapéuticas» y que pueden ayudar a luchar contra las células rebeldes que dan lugar al cáncer?

cuerpo-humano-dibujos-6
Tal y como nos mostraba «Erase un vez el cuerpo humano», nuestras células guerreras están patrullando continuamente el organismo.

Como podéis ver en el título, el mecanismo por el que actúan las vacunas podría definirse, a nivel de nuestros soldados, como «prepararse para la batalla, antes de que ésta de comienzo«. Como ya os hablé en esta otra entrada sobre el ejército inmunitario, la labor de los soldados es la de patrullar cada rincón de nuestro organismo para mantener a los invasores, externos o internos, alejados de nosotros.

Es lógico pensar que, de vez en cuando, ciertos intrusos van a conseguir pasar las primeras barreras de protección y poner en alertar a los soldados. En este momento, la labor de los guerreros es clara: destruir la amenaza a toda costa. Sin embargo, hay ocasiones en las que la invasión es tan fuerte (o nosotros no pasamos por un buen momento) que nuestras defensas pueden verse comprometidas y no dar abasto con todo lo que se les viene encima, por lo que podemos enfermar gravemente, o incluso poner en serio peligro nuestra vida. Ahora bien, si conocemos cómo funcionan nuestros soldados y como montan una respuesta de batalla frente a los patógenos, ¿por qué no entrenarlos frente a estos intrusos antes de que la versión dañina entre en nuestro organismo y nos provoque enfermedad? Exactamente esto es lo que consiguen las vacunas. Veámoslo un poco en más detalle.

Simulación de guerras internas con invasores «atontados» o «trozos de invasores»

Bien, si queremos crear un simulacro de batalla por invasión, lo primero que tenemos que encontrar es un intruso. Lógicamente no queremos introducirlo en nuestro organismo vivo, ya que lo que estaríamos haciendo es provocar enfermedad, si no que tenemos que hacerle algo para que únicamente se favorezca el entrenamiento de nuestros soldados, pero a nuestro nivel, ni nos demos cuenta de que algo está pasando.

Una de las maneras con las que contamos para conseguir este proceso es «atontar» a los invasores en el laboratorio, de manera que éstos seguirán «vivos», no producirán enfermedad y encima los soldados serán aún capaces de reconocerlos como amenazas. En otras ocasiones lo que se puede hacer es introducir trozos de invasores, justamente aquellos que serán reconocidos por nuestros soldados, de manera que se generará una respuesta inmunitaria como si de una infección real se tratarse. Existen muchas otras alternativas, pero que, como suele ocurrir, harían que esta entrada fuese demasiado larga, así que si te quedas con ganas de más, házmelo saber en los comentarios.

El entrenamiento inmunitario: la hora de la verdad

Una vez que hemos elegido qué versión vamos a usar en nuestra vacuna, es la hora de conocer cómo se produce este entrenamiento y se genera memoria. Como veíamos aquí, los guerreros unionistas, o células dendríticas, eran los responsables de conectar al bando innato con el bando adaptivo y presentar antígenos a los soldados T. En palabras más fáciles, eran capaces de coger invasores, destrozarlos, y presentar fragmentos de los mismos en su superficie para que los guerreros T pudieran formar parte de la batalla inmunológica. Este proceso permitía que se generasen generales T de memoria, que iban a estar preparados frente a un invasor en una exposición futura. Por otro lado, los guerreros B también iban a detectar la amenaza y a formar células plasmáticas, esas fábricas de misiles de largo alcance, o anticuerpos, que formarán parte de esta memoria inmunológica de la que os hablaba.

13002509_487443364781694_5755475092875648623_o
La presentación de antígeno es un proceso «casi sagrado», por el que una célula dendrítica le dice a una célula T:¡¡que vienen, que viene!! Fuente: Pedromics

Ya os podéis imaginar que el funcionamiento de una vacuna se basará en este proceso que os decía más arriba. Tras elegir la versión del intruso que queremos, los unionistas lo detectarán, lo presentará a los soldados T y se generará memoria. Por otro lado, los guerreros B también lo detectarán y darán lugar a células plasmática de memoria. ¿No es fácil? Los oficiales de memoria y las células plasmática  se quedan circulando en el organismo durante muchísimo tiempo, y son expertos en un tipo de invasor específico, por ejemplo, polio, o sarampión, o lo que se nos ocurran. Esto quiere decir que, si el invasor real decide dar la cara…¡no tendrá la más mínima oportunidad! Y también quiere decir que tenemos que vacunarnos frente a distintos invasores, ya que una sola vacuna, a no ser que contenga distintos intrusos a la vez, solo va a generar memoria frente a un tipo de amenaza en particular.

Desde que se empezó con la vacunación, distintas enfermedades infecciosas, y muy temidas en el pasado (y recordemos de nuevo que os estoy hablando de periodos muy recientes), han pasado a ser enfermedades prácticamente olvidades de las que mucha gente sólo ha oído hablar, pero nunca han visto un caso. Sin embargo, esto no quiere decir que no existan, sino que estamos protegidos frente a ellas. Si no nos vacunamos, y no hemos conseguido erradicar al enemigo, darán la cara más pronto que tarde. Y tristemente hemos podido ver esto muy recientemente en Europa o Estados Unidos

La vacunación supuso un antes y un después en el tratamiento de muchas enfermedades infecciosass, y tiene el potencial de erradicar enemigos de nuestro ambiente, algo impensable hace pocos años. Se trata de un proceso muy seguro y eficaz, que sigue estrictos controles antes de ser usado en humanos e incluso una vez que se han puesto en el mercado. Cuando se detectan efectos secundarios adversos, que habían pasado desapercibidos en las primeras fases de los estudios, se pone la voz de alarma y se retiran si es necesario.

11406701_484438431705311_2533631800848410949_o
Desde la SEI quisimos atacar los principales mitos que circulan en torno a la vacunación y, de paso, explicar muy rápidamente cómo funciona este importante proceso.

Por supuesto, no quería dejar pasar en este blog que, al igual que todos los medicamentos, las vacunas pueden presentar algunos efectos secundarios. Entre ellos, los más comunes son enrojecimiento de la zona de inyección, cansancio o fatiga (asociado a ese simulacro). En algunos casos más graves se puede producir la propia enfermedad (cuando se usan vacunas vivas «atontadas») aunque, por suerte, no producen unos síntomas tan graves como la enfermedad real. Como decía, si aparecen otros efectos secundarios más graves que había pasado desapercibidos en las primeras fases del estudio, pueden llegar a ser retiradas del mercado.

Así que mi mensaje para casa: las vacunas «simulan» enfermedades para que, en caso de que nos encontremos con la amenaza real, nuestros soldados puedan librar una batalla interna sin que aparezca enfermedad. Y lo mejor de todo, son seguras y baratas, ¿qué más se puede pedir?

Autor: JesusBTC

Cuando estaba terminando mis estudios de Licenciatura en Biotecnología en la Universidad de León descubrí que había algo que me apasionaba más, si cabía, que la propia ciencia: ¡la inmunología! Desde entonces, y tras especializarme en esta fascinante rama de la ciencia por la Universidad de Madrid, no he parado de investigar sobre cómo ese enorme ejército que todos tenemos es capaz de influenciar prácticamente todo lo que nos rodea. Tras terminar mis estudios de doctorado en la Universidad de Wurzburgo (Alemania), actualmente trabajo en el Instituto de Biología Molecular de Maguncia (Alemania), donde compagino con labores de divulgación a través del Blog "Immunonews: ¡El blog guerrero!" y la Sociedad Española de Inmunología.

Deja un comentario